Pere Llopart i Vilarós; «nunca me cansaré de pedir más reconocimiento a los viticultores»
25 generaciones ligan Llopart con la viticultura
Hablamos con Pere Llopart Vilarós, cuarta generación de cavistas de la familia
Pere Llopart; «hemos luchado duro para colocar el cava en un lugar preferente»
El bisabuelo de Pere Llopart y Vilarós, Pere Massana y Casanelles, elaboró en la masía familiar lo primero escumós en 1887. Hoy, Llopart tiene una finca de 500 hectáreas, 95 de las cuales son las viñas – todas certificadas ecológicas – de donde provienen las 440.000 botellas de cava y las 40.000 de vino que la bodega elabora cada año. Su gamma consta de 9 cavas, 3 vinos y 1 mosto, y se vende al mercado catalán mayoritariamente – un 70% -.
Hablamos con Pere Llopart y Vilarós, representando de la cuarta generación de elaboradores de cava de la familia.
La familia Llopart hace cava desde el siglo XIX. Imagino que con muchas trabas y desafíos entremedias…
Nuestra familia ha sido conectada a la viticultura desde el siglo XIV, y durante más de 600 años nos hemos dedicado al cultivo de la viña y la elaboración de vinos. La actual Heredad de Can Llopart de Subirats se sitúa al emplazamiento original. Tenemos documentación escrita de la dedicación a la vitivinicultura de 25 generaciones de nuestra familia.
Mi generación lo tuvo más fácil, en la hora de vivir de la viticultura, que la generación de mi padre. Ellos sufrieron la plaga de la fil·loxera, la Guerra Civil y la posterior crisis económica de posguerra. Mi niñez también fue dura, especialmente después de la muerte de la madre, cuando yo tenía 9 años.
Ser vitivinicultor ha sido mi modus vivendi. Ha sido una parte indestriable de mi vida y de mi familia. Habría estado imposible llegar donde hemos llegado sin la ayuda de mi mujer, Jacinta Llopart. Ella ha sido un verdadero motor del proyecto que iniciamos en 50.
Siempre ha querido ser enólogo? Se imagina dedicándose a alguna otra cosa?
Desde la adolescencia he ayudado mi familia a la viña y a la bodega. Siempre estuve muy involucrado. El vino ha estado siempre mi pasión, pero mi padre quería que estudiara contabilidad. A mis 12 años estaba estudiando de forma interina en la Escuela Valldemia de los Maristas a Mataró. Aun así, yo estaba convencido que mi destino era ser vitivinicultor, y siempre lo tuve presente. Cuando tenía 19 años, y mientras hacía el servicio militar en Vilafranca del Penedès, empecé mis estudios de Viticultura y Enología. Esto fue entre 1948 y 1952.
Cuando descubrió la pasión por el vino?
Siempre había sentido interés por el vino, pero recuerdo que cuando empecé a estudiar y a profundizar en el mundo de la elaboración de vinos tuve claro que quería mantener la tradición de mi linaje.
Recuerda la primera vez que probó el vino?
Recuerdo que a casa bebíamos vino blanco para comer, casi cada día. Y espumoso los festivos. Desde que era muy joven recuerdo probar los vinos de las copas de los padres. Además, en aquella época era muy habitual el pan con vino y azúcar por merienda!
Diría que los vinos de entonces eran más potentes y algo más alcohólicos.
Cuando empezó a hacer vino?
Acabé los estudios de enología cuando tenía 22 años y estaba convencido a retomar la elaboración de vinos escumosos que había iniciado mi bisabuelo. El primer cava que hice fue el 1953. Aquel cava acabaría dando lugar al Brut Nature Reserva de hoy en día.
Los cavas que elabora son como los de sus antepasados? O dedo de otro modo, ¿Qué quería que fuera y que quiere que sea su cava?
Quería que el vino fuera un reflejo de la viña. Natural, sin dulzura añadida, sin maquillaje. Fui un pionero en la elaboración de Brut Nature.
La enología es un arte, un proceso creativo y la cepa es un ser vivo. Cada vendimia es diferente y por eso la tarea del elaborador es la de buscar el equilibrio, dentro de su propio estilo, guiando la cepa desde la poda hasta la vendimia. Los vinos que elaboramos hoy conectan con los vinos de nuestros antepasados a través del terruño: la misma tierra, los mismos vientos, el mismo solo.
Cree que lo ha logrado?
Estoy orgulloso de haber situado Llopart como un referente dentro del mundo de los escumosos de calidad y haberlo hecho consolidando nuestro espacio en la historia del vino a través de la conservación y ampliación de la Heredad familiar a Subirats.
Para mí, el mejor éxito que puedes tener es el reconocimiento de tus clientes. También es muy importante y me emociona saber que el legado de que soy heredero continúa con la misma pasión en las manos de mi familia.
Y después del trabajo muy hecho venden los premios…
Cierto. La Creu de Sant Jordi recibida el 2017. Era la primera vez que una bodega recibía esta importante distinción. Nos lo tomamos como un reconocimiento a nuestra trayectoria en el mundo del vino y por nuestro compromiso con la agricultura ecológica y la artesanía en el cava.
También fue un gran honor recibir el reconocimiento a la trayectoria por parte de la Cofradía del Cava el otoño pasado. Y los 98 puntos Decanter por el Ex·Vite; la primera vez que un cava recibía una puntuación tan alta!
Háblenos de algún cava Llopart en especial…
Es difícil elegir solo uno. Pero quizás el Leopardi y el Ex·Vite son los que tienen una carga más importante para mí. El Leopardi como homenaje al primer antepasado de la familia que vivió en la masía de can Llopart en el siglo XIV, en Bernardus Leopardi; y el Ex·Vite como ejemplo de la elegancia con que envejecen los vinos escumosos de nuestra finca. La uva de la Ex·vite tiene su origen a una de las parcelas más altas de la finca, donde crecen, con un vigor limitadísimo, cepas de entre 50 y 70 años.
Cómo tiene que ser un “buen cava” y qué es lo más emocionante de hacerlo?
Un buen cava es aquel que habla de su “terroir”. reconoces su suelo, encuentras el recuerdo de la tierra de donde proviene. El buen vino se hace a la viña. Nunca me cansaré de pedir más reconocimiento a los viticultores. Ellos son, en esencia, guardianes del paisaje del penedés.
La parte más emocionante de hacerlos es la de ser capaz de transformar el fruto de nuestras viñas en algo que la gente puede disfrutar, en algo que forma parte de sus mejores momentos de celebración.
Algún lema personal?
“Ex Vite Vita”, la vida viene de la cepa. Es un lema que ha acompañado mi familia durante generaciones y representa la importancia que tiene para nosotros tener buena cura de las viñas.
Cómo ve el futuro del sector en general y el de Llopart en particular?
El futuro del sector pasa para valorar más el trabajo del campesino y la importancia de conservar el paisaje vinícola de nuestros territorios. Como sector tendremos que hacer más intensa la tarea de explicarnos en el mundo, hacer conocer la calidad de nuestros vinos y cavas en una apuesta clara por la calidad, para enfatizar aquello que nos hace únicos, las variedades y el terruño.
La historia de Llopart cuenta hoy 25 generaciones de elaboradores y su futuro está totalmente conectado a las siguientes. Estoy muy orgulloso de ver el compromiso de mis hijos e hijas a la bodega. Y, de hecho, estoy feliz de ver que la siguiente generación, la de mis nietos, tiene interés a mantener el legado familiar. Son jóvenes, entusiastas, altamente formados e inteligentes. Ellos son el futuro de Llopart.
El perfil
Un libro: Historia Mundial de Cataluña, de Borja de Riquer
Una película: Bohemian Rapsody; tengo ganas de volverla a ver!
Un país para vivir: Cataluña
Un país para visitar: Francia
Un plato: En general los postres, los dulces, la crema catalana, los turrones.
Un restaurante en Cataluña: Los restaurantes familiares de Can Gallau en Cambrils y Miriam en l’Escala, y el Mirador de las Cavas, que fundé con mi esposa Jacinta a la misma finca de Can Llopart.
Una denominación de origen: Priorat
Un cava que no sea Llopart: Hoy en día hay muchas bodegas haciendo muy buena trabajo y podemos encontrar muchos cavas que son símbolo de calidad y trabajo por el territorio. Tenemos la oportunidad de disfrutar de muchos
Un vino tranquilo: Los que son frescos, ligeros y aromáticos.
Una pasión, aparte del vino: Pasear por las viñas, la montaña y el bosque. En verano, andar por la playa y navegar con la familia.