“Estas características, junto con la climatología de este año vitícola, han propiciado una maduración muy equilibrada y pausada. Ha sido un año caluroso, pero las temperaturas fueron moderadas durante el envero, permitiendo así una muy buena maduración fenólica y alcohólica. Las lluvias registradas han sido ligeramente más altas que las de la media de los últimos años (con la excepción de 2018, que fue más lluvioso).”